Conocer el Ictus Hemorrágico como una causa frecuente de discapacidad nos permitirá evitarlo

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Publicado el 28 septiembre, 2016

El ictus o accidente cerebrovascular se conoce como una de las primeras causas de mortalidad y discapacidad en todo el planeta. El Ictus hemorrágico está originado por la rotura de un vaso sanguíneo cerebral, también conocido como ‘derrame cerebral’. Y es que si bien solo representa en torno a un 15% de todos los ictus –el 85% son ictus isquémicos, causados por una disminución u obstrucción del flujo sanguíneo en el cerebro y anteriormente denominados ‘infartos cerebrales’, presenta una mayor mortalidad. No en vano, en torno a la mitad de los pacientes que sufren un ictus hemorrágico fallece a consecuencia del mismo. De ahí la importancia vital de mejorar los conocimientos sobre este tipo de accidente cerebrovascular. Los pacientes que sufren ictus no solo deben de hacer rehabilitación médica, sino también, inician un largo proceso de rehabilitación psicológica y de nuevos estilos de vida como personas que acaban de adquirir una discapacidad que los acompañará el resto de su vida. La familia y la sociedad en genereal no siempre es consciente de la necesidad de atención psicológica que tienen estos pacientes. Necesitan aprender a reincorporarse a su vida cotidiana, muchas veces a cambiar de trabajo y a repensarse la propia existencia vivida hasta el momento, por lo que necesitarán tratamiento y apoyo social para volverse a sentir plenos y satisfechos con su nueva vida.

Con frecuencia acuden pacientes a nuestra consulta que han sufrido de un ictus y se proponen rehacer su estilo de vida cambiando sus hábitos de salud y patrones psicológicos. La mayoría de ellos constatan que los hábitos más frecuentes antes de enfermar eran el consumo del tabaco y el acohol, además de no practicar deportes y acumular en su vida diaria conflictos, tensiones y estrés sostenido en el tiempo que no pudieron resolver y contribuyó de manera decisiva desde el punto de vista psicológico a producir el estallido de su enfermedad.

Aunque sea reiterativo y conocido recomendar hábitos de vida saludables para prevenir estos accidentes cerebrovasculares es necesario insistir en la necesidad de una vida consciente, autogestionada desde el punto de vista emocional y personal para lograr en la vida cotidiana una felicidad razonable o al menos una satisfacción personal con lo que hacemos y sentimos de manera cotidiana.

Autor: Fidel Hernández Hernández. Doctor en Psicología Clínica y de la Salud.