camino de la autorealización

EL CAMINO DE LA AUTOREALIZACIÓN: EL MEJOR REGALO QUE PODEMOS HACERNOS PARA EL NUEVO AÑO

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Publicado el 27 diciembre, 2016

El camino de la autorealización

Se acerca el fin de año e inevitablemente hacemos balance de nuestros logros y de las metas no alcanzadas. Es un momento de mirar hacia atrás con el propósito de proyectarnos al futuro. Sin embargo, este balance no siempre lo hacemos con la lucidez que quisiéramos, lo que nos lleva a plantearnos metas no siempre realistas y llenas de utopía. Conocidos por todos son los abundantes propósitos del nuevo año que nos planteamos: ir al gimnasio, aprender inglés, anotarnos a un curso de baile, aprender más informática, perder peso, dejar de fumar… como si el nuevo año llegara con una varita mágica a resolvernos lo que no hemos podido hacer en los anteriores 365 días. Es un momento de autoengaño y de fantasía, donde la mayoría de las personas comprueba en los meses sucesivos que algunos de estos deseos no los pueden cumplir, parapetándose en miles de disculpas y sentimientos que, casi siempre, los absorberán de la responsabilidad de gobernar su vida, y de poner en práctica sus deseos.

¿Por qué sucede esto de que las personas no siempre pueden hacer lo que dicen? ¿Ni sentir lo que piensan?

Ya Mahatma Gandhi decía que la coherencia de lo que se dice, lo que se hace y se piensa era la verdadera felicidad, debido a que esta coherencia expresa el grado de integración mental entre nuestras emociones y nosotros mismos. Es la mayor expresión directa del nivel de madurez para enfrentarnos a la vida, lo que supone vivirla con ingredientes de motivación, perseverancia y voluntad, que permiten que podamos llevar a cabo nuestros sueños y nuestras metas.

Esta coherencia se convierte en un largo camino de crecimiento y autoconciencia que nos humaniza y nos permite vivir de manera despierta y lúcida nuestra existencia, tomando mejores decisiones, y aprovechando cada día como un regalo divino que no debemos dejar ir inútilmente.

Si no estamos lo suficientemente “despiertos” habitaremos este planeta un X número de años “dormidos”, dejando unas cuantas fotos, sin saber que muchos de los días malgastados y echados a la papelera se esfumaron y no dejaron un rastro positivo que contribuya a la humanización del planeta. Vivir en el autoengaño y la negación de nosotros mismos no solo hace que engañemos a los demás, sino que a quién más mentimos es a nosotros mismos, desperdiciando nuestra existencia, sin saber que la consecuencia de nuestros actos, tarde o temprano, vendrán a recordarnos las metas no alcanzadas y que nos queda menos tiempo para realizarlas.

Es por ello que pudiéramos empezar este nuevo año con propósitos más realistas y centrados en nuestro propio crecimiento personal, donde nuestras metas y propósitos no sean solo logros externos, como tener más dinero, mejor coche o un gran trabajo, una carrera universitaria, viajar, etc, sino que también deberíamos plantearnos encontrar el trabajo que nos apasione, el amor auténtico, elegir cada día el disfrutar con aquellas personas que nos proporcionen crecimiento y bienestar, alejándonos inevitablemente de aquellas relaciones tóxicas y poco auténticas que nos contaminan con su autoengaño y su velo de negación que nos invita a no ascender en el fascinante mundo del autoconocimiento.

Ya los psicólogos humanistas de la década de los 70, como Maslow, Roger, entre otros, nos hablaban del “Hombre autorrealizado”. Este era el que, una vez cubiertas sus necesidades primarias de comer, vestir y sentirse seguros, comenzaba a necesitar desarrollar otras necesariamente humanas y espirituales como el arte, la lectura, el conocimiento, el deporte y todo aquello que nos diferencia del Reino animal, como seres humanos. Por ello considero que, de manera errónea, creemos que todas las personas somos seres humanos por el mero hecho de tener un cerebro más evolucionado, cuando esta condición se alcanza, de verdad, cuando vivimos y nos realizamos con un nivel de autoconciencia, lucidez, empatía y compasión que es el sello distintivo que nos caracteriza como humanos.

Autorrealizarnos, como meta para el próximo año, podría ser no solo elegir dónde queremos estar personal y profesionalmente, sino también dedicarle tiempo y parte de nuestra conciencia a vivir plenamente con aquellos que nos quieren y queremos. También deberíamos decidir no malgastar el tiempo con los que no nos quieren, o con los que no dejan que nuestras potencialidades y recursos afloren, por el mero hecho de ser quienes somos.

El hombre autorrealizado no es el que hace lo que quiere en todo momento, sino el que todo lo que hace, le guste o no, lo hará con conciencia plena, con pasión y compromiso, ya sea en una relación de pareja, en un puesto de responsabilidad, conduciendo un taxi o trabajando de dependiente… Esto es posible si somos conscientes de que no debemos dejar ir, ni un día de nuestra existencia, sin trabajar con nosotros mismos, nuestra debilidades, obsesiones, y todo aquello que frena el ascendente camino hacia el “ever espiritual”, de la conciencia y la paz interior, que es la verdadera felicidad.